Museo Ciencias Naturales ‘Padre Arintero’

Museo Ciencias Naturales

Dentro de la instalaciones de los Padres Dominicos de La Virgen del Camino (Avda. Astorga, 87) podemos encontrar el Museo de Ciencias Naturales ‘Padre Arintero’ con ejemplares acumulados durante años por el misionero dominico Pablo Zabala. El museo está compuesto por unas 40 grandes vitrinas con la leyenda de cada objeto.

La  temática de lo expuesto excede el ámbito de ciencias puras para tocar algo de tema etnográfico: en varias vitrinas se pueden ver armas (flechas y escudos), herramientas (hachas y cuchillos), utensilios (tambores, cuencos y alforjas), ropas y mantas, pertenecientes a indios americanos (indios “mara” y jíbaros); incluso un simpático recorte de prensa de 1977 sobre la reducción de cabezas por parte de los jíbaros de “hoy en día” (de aquel entonces).

En lo puramente científico, destacan ejemplares disecados de oso, lobo, urogallo, jabalí, pez lobo, cocodrilo, iguana, o aves de todo tipo; esqueletos de aves y mamíferos de lo más diverso en especie y en tamaño, desde el de un équido hasta pequeñas calaveras de pocos milímetros; variadas semillas, en cajas y en tubos de ensayo, gran cantidad de fósiles, minerales y rocas.

La cantidad y variedad de estos fondos merece, y ojalá así ocurra, un espacio mayor y más despejado, con modernas explicaciones y aplicando técnicas museográficas actuales, aunque se pierda ese halo de calidez de lo viejo.

Pablo Zabala, artífice del Museo de Ciencias Naturales

El dominico Pablo Zabala (Navarra, 1947) es una de esas almas inquietas, cuya inquietud siempre está construyendo en servicio a los demás: mientras estudiaba biología en la promoción del 78 de la Universidad de León, ya ideaba la puesta en marcha de un museo zoológico para completar la formación de los alumnos del Colegio Dominico de La Virgen del Camino, donde llegó destinado como profesor.

Y durante sus incansables viajes por México, Guatemala, El Salvador y Perú en busca de ejemplares para el museo, termina por solicitar su conversión en misionero en 1982 para entregarse a la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y su lucha contra la miseria y la esclavitud.

Con su inconfundible aspecto de eremita con túnica y larga barba blanca, aún continúa 30 años después en aquellas tierras, con los nuevos problemas que aquejan a sus pueblos, como la deforestación provocada por la sobreexplotación de caucho.